Violencia y Esclavitud en la Selva Amazónica. |
(1142) |
BRASIL. SELVA AMAZÓNICA. |
El informe de Greenpeace, titulado Estado de Conflicto, también saca a la luz que empresas españolas importadoras de madera negocian con empresas brasileñas vinculadas con la ocupación ilegal de tierras y la violación de los derechos humanos en la Amazonía. |
COMUNICADO DE PRENSA. 4 de Noviembre de 2003.
Un informe de Greenpeace, desvela la situación de violencia y esclavitud en la selva amazónica.
Greenpeace hizo público ayer en Brasil un informe que muestra el verdadero rostro de la destrucción de la Amazonia y los nombres de sus responsables.
* Imágen de Greenpeace. * La certificación forestal FSC (Forest Stewardship Council o Consejo de Administración Forestal) acredita que productos de origen forestal como madera, papel, tableros, etc., has sido extraídos de bosques bien gestionados desde criterios sociales, ambientales y económicos.
Este informe revela el alarmante deterioro social y ambiental producido por la invasión de tierras que llevan a cabo madereros y ganaderos.
Expone también el clima de violencia y asesinatos y de una variante moderna de esclavitud asociada a esta situación.
El informe, titulado Estado de Conflicto, analiza la situación del estado amazónico brasileño de Pará, donde las actividad industrial se realiza muchas veces fuera de la ley.
Greenpeace ha concentrado su investigación en dos áreas donde la actividad industrial resulta más agresiva en este estado brasileño: la región de Porto de Moz y Prainha, y la Terra do Medio (Tierra Media).
La actividad forestal y los ranchos para el ganado son las principales fuerzas destructoras que operan detrás de la ocupación ilegal de las tierras.
Como en muchas otras zonas de la Amazonía, los problemas ambientales en Pará están frecuentemente asociados a situaciones de injusticia social y falta de cobertura legal.
Pará es el estado brasileño con mayor índice de asesinatos relacionados con conflictos por la propiedad de la tierra, los cuales rara vez son investigados.
Las comunidades locales, que dependen de la selva para la caza, la pesca y la agricultura de subsistencia, son obligadas a abandonar sus tierras, frecuentemente bajo la amenaza de violencia.
En zonas alejadas de Pará sin control policial la deforestación está frecuentemente asociada a la esclavitud laboral.
Los trabajadores son engañados para acudir al interior de la selva con promesas de buenos sueldos, y se convierten en deudores de las empresas que los contratan, trabajando en condiciones inhumanas y peligrosas para devolver la deuda o con sueldos de miseria.
Aquellos que tratan de escapar son frecuentemente asesinados.
El mercado español importa y consume madera procedente de las empresas implicadas en la ilegalidad, la invasión de tierras y la violación de los derechos humanos en el estado de Pará.
Según los datos aportados por el informe, el 86,5% de la madera tropical amazónica importada por nuestro país procede del estado brasileño de Pará.
Greenpeace España mantiene abierta una investigación para conocer el nombre de las empresas españolas de importación y transformación de madera tropical amazónica que han importado en los últimos años madera de las empresas brasileñas señaladas en este informe, como son Grupo Campos, Madeireira Biancardi o Madenorte.
"Nuevamente, los datos señalan que el sector español de la madera y el mueble juega un papel de cómplice con la destrucción forestal y los conflictos sociales en los países productores de madera", ha declarado Miguel Ángel Soto, responsable de la Campaña de Bosques de Greenpeace.
Pará es el mayor productor y exportador de productos forestales en la Amazonia brasileña y también es el área donde se produce un tercio de la deforestación total de la región.
En el último año un área equivalente a la superficie de Bélgica fue deforestada en la Amazonia. Casi toda la madera es de origen ilegal.
Un análisis inicial con datos del año 2001 procedentes del Gobierno Brasileño muestra que el 66% de toda la madera producida en Pará fue ilegal, tanto la procedente de la deforestación ilegal (1) como de áreas protegidas.
Según una primera evaluación que están llevando a cabo las autoridades ambientales de Pará, cerca del 88% de todos los Planes Forestales de Gestión han sido concedidos inapropiadamente en tierras públicas de Pará donde la tala no está permitida.
"Referirse a Pará como una región en estado de guerra no es una exageración. Cómo señala el informe, existe una guerra contra la selva - para invadir las tierras y sobreexplotar sus recursos a cualquier precio"- Ha declarado Miguel Ángel Soto, responsable de la Campaña de Bosques de Greenpeace -"
Si este conflicto no se detiene, Brasil perderá cientos de miles de kilómetros cuadrados de selva amazónica, donde viven muchos habitantes a los que no les quedará ninguna oportunidad para un futuro a largo plazo"
Greenpeace cree que el futuro a largo plazo para el Pará descansa en un nuevo modelo social y económico de uso sostenible de la selva, combinado con la creación de áreas protegidas.
Las empresas madereras comprometidas con la legalidad, la gestión sostenible y la certificación forestal tienen lugar en este proyecto de futuro, pero el principal esfuerzo debe ser concentrado en mejorar el gobierno y la justicia social y ambiental en la Amazonia.
El único camino para conseguirlo es a través de un compromiso de los Gobiernos Federal y Estatal, apoyado por la cooperación internacional, y en coordinación con las comunidades locales implicadas.
La próxima semana, en Montreal (Canadá), representantes de los países firmantes del Convenio de Diversidad Biológica se reunirán para elaborar un borrador de un programa de trabajo sobre la protección de la biodiversidad del planeta.
Greenpeace demanda a los representantes de los gobiernos que pongan fin a la pérdida dramática de especies de flora, fauna y sus hábitats, y que detengan la destrucción incontrolada de los últimos bosques primarios, en Pará y en cualquier otro sitio en el mundo.
* La versión en inglés del informe "Estado de Conflicto" está disponible en Greenpeace.es
Notas de alto interés suministradas por Greenpeace: 1. En 2001, por ejemplo, el IBAMA (el Instituto Brasileño de Medio Ambiente) emitió una autorización para la deforestación de 5.342 hectáreas.
Posteriormente, imágenes de satélite del INPE (Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales) reveló que fueron deforestadas 533.700 hectáreas.
En otras palabras, en 2001 sólo el 1% de la deforestación era legal. Los datos de años anteriores son similares.
FIN DEL COMUNICADO.
Para más información: * Miguel Ángel Soto 91 44441400 y 626 998246
Prensa de Greenpeace: 91 444 14 00 ó Laura Pérez 626 99 82 51.
Más información relacionada en Internet, por Ibérica 2000: * Greenpeace presiona al Gobierno para que afronte la entrada ilegal de madera. * Madera ilegal en Canarias. * Tour Bosques 2003. Greenpeace. * Propuesta de Greenpeace sobre la conservación de los bosques primarios. Presentación en flahs. * Greenpeace. Certificación forestal FSC. * Greenpeace. Diversos informes del consumo de madera. * Demandas realizadas por Greenpeace.
* La OIMIT debe hacer esfuerzos para combatir el comercio ilegal de maderas y asegurar el cumplimiento de las leyes forestales. Habla el Ministro Brasile-o del Medio Ambiente y Bosques * La parte brasileña de la cuenca podría perder hasta un 42 por ciento de su selva tropical en los próximos veinte años.
* Causas de la Deforestación. Montevideo. Uruguay. World Rainforest Movement.
* Imágenes de satélite del cambio medioambiental Rondonia, Brasil 1975, 1986, 1992. Estas imágenes muestran una parte del estado de Rondônia, Brasil, cuyas selvas tropicales se están deforestando. Las imágenes de 1975 y 1986 son datos MSS del Landsat. La imagen de 1992 son datos TM del Landsat.
Aproximadamente el 30% (3.562.800 km²) de las selvas tropicales del mundo se encuentran en Brasil. Se calcula que el ritmo medio de la deforestación de 1978 a 1988 fue de 15 000 km2 por año.
La tala sistemática de la vegetación de la selva empieza a lo largo de las carreteras y se abre en abanico formando las "plumas" o "raspas" que puedes ver en la mitad oriental de la imagen de 1986. La tierra deforestada y las zonas urbanas aparecen en azul, mientras que la vegetación sale en rojo.
* Amazonia desde el espacio. Echa un vistazo a las imágenes de Brasil. Se trata de muestras de imágenes del LANDSAT empleadas por el PRODES el proyecto de estudio de la deforestación del Amazonas brasileño en 1991. Estas imágenes muestran las bandas del LANDSAT 3 en azul, 4 en verde y 5 en rojo.
Se recibieron en la estación del INPE en Cuiabá, se procesaron en el Centro Espacial Cachoeira Paulista del INPE y fueron producida por el Centro Científico IBM Rio.
* Imágenes de los incendios en las selvas amazónicas Las imágenes de incendios del OSEI incluyen imágenes compuestas en color multicanal e imágenes escala de grises monocanal de incendios naturales y controlados. Los productos de este grupo muestran los humos FSM, los focos FHS o ambos FSMHS de los incendios. Contiene numerosas imágenes tópicas del NOAA.
* Instituto de Recursos Mundiales. Regiones Fronteras y mapas interactivos de las selvas así como información detallada sobre la deforestación en América del Sur.
* El Amazonas, en estado muy crítico. Nos quedaríamos asombrados si pudiéramos ver y conocer la deforestación provocada en el Amazonas en los últimos años, lejos de una fría cifra: 11.130 Km2 en 1991 y 14.896 Km2 en 1994.
Como ejemplo, el devastador incendio de hace pocos meses, provocado por el hombre, redujo uno de los últimos bosques vírgenes del planeta en más de 3.5 millones de hectareas. Eso... equivale a una extensión mayor que Galicia.
Insertado
por: cipi-cpn (07/11/2003) |
Fuente/Autor:
prensa@greenpeace.es |
Valoración
Comentarios
14.03.05 - BRASIL Pueblos Indígenas. * Guaraní y Kaiowá: de la libertad y la abundancia al confinamiento y el hambre. Por Priscila Carvalho. * Consejo Indigenista Misionero - Cimi. Adital - Egon Heck* “Éramos una nación libre. Teníamos abundancia, y hoy estamos esclavizados en nuestras propias tierras, o en las tierras que nos fueron robadas...”. Con esas palabras Marçal de Souza Guaraní, mirando el rostro del papa Juan Pablo II en Manaus, en 1980, expresaba la realidad de su pueblo, que ya era grave por la falta de tierras y por la explotación de la mano de obra indígena. Esta misma situación vuelve a llamar la atención del país en este momento en que niños mueren de hambre o están desnutridas y que la violencia llega a un índice alarmante. Bellos los tempos que continúan en el imaginario y en la utopía Guaraní y Kaiowá, en que vivían tranquilos entre la abundante y densa floresta poblada de innúmeros animales y aves, cortada por límpidos ríos y arroyos, en una tierra que en cada período de siembra hacía brotar con exuberancia decenas de diferentes tipos de maíz, tubérculos y otras plantas. Era la abundancia, saboreando carnes de animales silvestres, tomando tereré y mate a la sombra de frondosas árboles o en las chozas cubiertas de paja. Fueron pasando algunos siglos y comienza a surgir gente de otros colores e intereses, que van ocupando las tierras, derribando la floresta, matando los animales. Con la destrucción e invasión llegan las enfermedades, la tristeza y el hambre. Pensando que estaban preservando sus vidas, en una especie de mal menor, el Servicio de Protección a los Indios, confina a los Kaiowá y Guaraníes de Mato Grosso do Sul en ocho pequeños pedazos de tierra, conocidos como reservas, y que no llegaban a 20 mil hectáreas. Se inició entonces el largo y penoso calvario de ese pueblo, que comenzó a perder lo que más ama: su libertad y las condiciones del “buen vivir Guaraní”. Cuando vemos casi diariamente los anuncios de muertes y violencias abatiéndose sobre ese pueblo se hace muy difícil entender las razones de tamaña crueldad. El historiador y aliado de los pueblos indígenas, Antonio Brand, hace un largo relato zambulléndose en la historia de ocupación económica y política de esa región para identificar allí las causas del actual proceso. Y no es difícil identificar una de las principales y fatales causas: “el confinamiento”. Cuando los indios comenzaron a perder sus tierras y su libertad, allí se inició esa especie lenta de agonía de un pueblo, que actualmente tiene ese carácter de etnocida. Hoy la situación es extremadamente compleja y grave. Sin embargo no quedan dudas de que las causas principales residen en la pérdida de la tierra, en la destrucción del medio ambiente y de los recursos naturales y en la desestructuración de la economía de los Kaiowá. Pérdida de las tierras indígenas y destrucción de los recursos naturales. A pesar de los impactos negativos de la instalación de la Companía Matte Larangeiras en sus tierras, desde finales del siglo XX, este pueblo conseguía ejercer parcialmente su libertad de locomoción buscando áreas de refugio en las florestas remanentes. La extracción de yerba mate nativa exigía mano de obra y los indígenas trabajaban para la empresa. A partir de la década de 1970, sin embargo, se inicia en la región la siembra intensiva de soja, con procesos altamente mecanizados, destruyendo los últimos pedazos de floresta y de esta forma destruyendo esos espacios que todavía servían de refugio a los Guaraníes y Kaiowá. Se intensifica el confinamiento. “En la década de los 80 no sólo el confinamiento físico crece, sino que los indígenas son literalmente empujados de las regiones donde viven porque la mecanización no necesita más su mano de obra”, relata Brand. En ese período también se instalan en la región los ingenios de azúcar y alcohol, donde los indígenas pasan a trabajar en algunos períodos del año. Como consecuencia de esa expansión económica sobre las tierras indígenas, que termina con los recursos naturales importantes para el equilibrio de la economía y organización Guaraní, también fueron afectados los lazos sociales que garantizaban la estabilidad del pueblo, generando la violencia y el suicidio. No es posible entender la realidad de desnutrición, hambre, muertes, violencias y suicidios sin considerar este proceso de despojo de tierras. Asimismo, tampoco es posible combatir el hambre y la desnutrición sin que sean tomadas medidas que tengan en cuenta la cuestión del tamaño y las posibilidades de utilización de las tierras. Podemos de esta forma comprender un poco este complejo cuadro actual que llevó a este pueblo altanero, noble, profundamente religioso, portador de una fuerte cultura y resistencia, a una situación de confinados en pequeños pedazos de tierra o incluso a las orillas de las carreteras como tantos sin tierra, privados de sus “espacios de buen vivir”, de su libertad, viviendo en una grave situación de hambre, desnutrición, violencia, dependencia y muerte. Es un clamor y una denuncia de este sistema en donde los pueblos indígenas no tienen un lugar para vivir.
* Números de las contradicciones: Quien vive en Mato Grosso do Sul convive con las contradicciones de un estado donde algunos pocos explotan la tierra y acumulan capital, mientras gran parte de la población es mantenida excluida de este proceso. Los números esclarecen este cuadro. Según el IBGE, en el 2004 Mato Grosso do Sul produjo: - 3,2 millones de toneladas de soja, producidas en aproximadamente dos millones de hectáreas; - 2,3 millones de toneladas de maíz; - 241.000 toneladas de arroz; - 493,3 mil toneladas de mandioca. Mato Grosso do Sul tiene 30 millones de cabezas de ganado, y es uno de los mayores exportadores del país. La estructura territorial basada en el agronegócio tiene una alta concentración de tierra, estando el 35% de las tierras del estado en las manos del 1% de la población. Del otro lado de la cerca de las grandes propiedades, existen más de una centena de campamentos de trabajadores rurales e indios viviendo en la orilla de las carreteras. La población indígena Guaraní, alrededor de 30 mil personas, vive actualmente en poco más de 20 mil hectáreas a pesar de haber, en Mato Grosso do Sul, 100 mil hectáreas de tierras reconocidas como de ocupación tradicional de los Guaraníes, divididos en 29 tierras indígenas de tamaños entre 500 y 13.000 hectáreas. Conforme las estadísticas del Cimi existen 120 tierras indígenas, consideradas a partir de los registros realizados de las tierras Guaraní “tekoha”, donde los indios fueron expulsados en las últimas décadas. Parte de estas tierras indígenas están hoy sometidas a acciones judiciales que cuestionan sus informes de identificación o a las acciones de reintegro de posesión. En Mato Grosso do Sul ocurren algunos de los casos más violentos de disputas de tierras entre terratenientes e indígenas. De vez en cuando, los anuncios de reintegro de posesión – ejecutadas por la Policía Federal con apoyo de la Funai – amenazan a los pueblos que viven en el estado. Los casos más apremiantes están en los municipios de Antonio João y de Dois Irmãos de Buriti, en las tierras indígenas Nhande Ru Marangatu, de los Guaraníes, y de Buriti, de los Terena. Información extraída de: http://www.adital.com.br/site/noticias/15664.asp?lang=ES&cod=15664 |
Nombre: Daniel Barrantes (15/03/2005) |
E-mail: daniel.barrantes@gmail.com |
|
|