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Hace unas semanas estuve conversando con CARLES SOLER.
Quizás usted no sepa quién es, pero otras personas si que lo conocen y conocen de su entrega total, casi visceral, a la defensa de su pueblo que, por aquí, debería ser un poco de todos, como símbolo y como sueño: El CASTELL de GUADALEST.

Lo malo es que muchos de los que lo conocen deben admirarlo en secreto pues otros lo odian abiertamente.

Así sucede entre nosotros: unos pocos no se resignan y con la fuerza de voluntad que da la razón elevan la voz contra la "lógica de las cosas", islas ejemplares en un horizonte de acomodados principios guiados por el euro, por el mirar para otro lado.

CARLES y unos pocos amigos y amigas de la "ASSOCIACIÓ VENTPLUIG" no han cesado de denunciar desmanes y peligros que acechan a uno de los rincones más privilegiados de este rincón mediterráneo, como es el VALL de GUADALEST.

Ello le ha costado múltiples disgustos. Hace poco, que casualidad, se le pincharon las cuatro ruedas de su automóvil. La narración que hace de lo que pasa en su pueblo a veces se vuelve atropellada, como si los elementos que auguran destrucción de un paisaje de luz y piedra se superpusieran en una danza de confusión.

Un alcalde eternizado que, sin alternativa, va cosechando votos en blanco y abstenciones -ventajas del voto secreto- y que administra crédito y fama. Un alcalde denunciado en su dia por un posible devío de fondos de la DIPUTACIÓN para el asfaltado del camino de su finca, hecho que provocó el anuncio por parte de la institución provincial de una investigación de la que nunca más se supo.

Una caterva de amistades infinitas, un tejido característico de lazos políticos, empresariales y funcionariales por el que deben circular permisos y licencias. Hasta un párroco alejado sin alharacas.

Un desfile, en fin, de sombras, de oscuras decisiones que hacen pender sobre El CASTELL de GUADALEST un péndulo de incertidumbre.

El PGOU se ha aprobado sin que exista un perímetro de protección, como si la belleza del lugar no fuera el resultado de una relación de las peñas con su entorno.

Los adosados florecerán, las "vistas" cotizarán en el mercado inmobiliario y se privatizará lo que fue un regalo para escritores y pintores de los que tanto, aún, presumimos. Se han presentado alegaciones y, quizás, sea el TSJ quien deberá resolver.

Pero qué miedo la insensibilidad de los responsables, la inaudita rapacidad de algunos que, sin duda, tratarán de forzar la máquina legal inmobiliaria para crear destrucción.

Tengo para mí que merecería la pena el no permanecer callados y que la dignidad requiere que el silencio de muchos no sea el cómplice necesario de esta, otra, barbarie, de esta, otra, enajenación de la naturaleza y de la história en beneficio de unos pocos, incapaces de distinguir el crecimiento normal de la angustiosa necesidad de exprimir hasta las piedras y el perfil lejano de un pequeño campanario.

La presión solidaria debe y puede existir, e, incluso, creo, esa presión podría ser eficaz, al menos, al parecer, el principal propietario de suelo de la zona -una fundación- sería sensible a una opinión pública crítica, pues, quizás, la destrucción del Paraiso siga siendo pecado... Decía GRACIÁN que la Providencia no se había conformado con darnos frutos pues también nos regaló las flores. Lección que en esta tierra bendita de emprendedores sin mesura estamos olvidando.

Empeñados en arrancar las flores para gozar avarientemente y con prisas de los frutos, olvidando que éstos, sin aquéllas, sólo prometen la tristeza de un futuro de hambre.

Más información:

info@ventpluig.org

*Ventpluig.org

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* VENTPLUIG. Associació Cultural de la Vall de Guadalest.
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