Si nos circunscribimos al ámbito estricto de lo que es el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (de acuerdo con los estudios realizados entre enero de 1.988 y abril de 1.990), el aporte de agua necesario para alcanzar los niveles óptimos sería de 80 hm3/año, caudal que podría garantizar en el mejor de los casos la supervivencia del Parque, pero no la regeneración del acuífero de la Mancha Occidental.
En cuanto al posible suministro de estos caudales, se barajan varias opciones alternativas:- La más natural sería la reducción drástica de los riegos (al menos en un 50 %), alcanzándose de esta forma a largo plazo el equilibrio preexistente, aunque esta solución no es fácilmente aplicable debido a su alto coste social.
- Regulación de los ríos Cigüela y Záncara, que si bien no aportarían más agua, proporcionaría una mayor regularidad de los caudales de llegada, pero que evidentemente no resolvería el problema.
- Alimentación desde el trasvase Tajo-Segura, la cual ya se ha realizado en algunas ocasiones, pero con caudales insuficientes, ya que nunca se han superado los 16 hm3/año y difícilmente podrán aumentarse con los condicionamientos actuales.
- Alimentación desde aguas abajo de la misma cuenca, con las aguas procedentes del río Bullaque, mediante el canal de riego que sale por la margen izquierda he dicho río, a partir de cual, por gravedad, o con un mínimo bombeo, se pueden alcanzar las Tablas de Daimiel.
Esta última opción parece bastante acertada y de hecho está ya construida desde el embalse de la Torre de Abraham hasta el embalse de Gasset, teniendo además la ventaja adicional de poder recuperar las lagunas de Malagón, de alto valor ecológico, aunque tiene el inconveniente de no ser una solución definitiva, ya que no existen caudales suficientes para derivar con garantías de continuidad, los al menos 80 hm3/año a los que se ha hecho referencia anteriormente y a que, por otra parte, hipotecaría el futuro desarrollo de Ciudad Real y su zona circundante, al privarla de las reservas de agua dulce del embalse de la Torre de Abraham.
Como alternativa complementaria a esta última opción (la cual sería conveniente tener en cuenta por ser la más barata de mantenimiento y explotación, aunque los caudales disponibles no sean suficientes), está la que el autor e este artículo denomina “solución definitiva”, que consistiría en lo siguiente:- Efectuar una toma de caudal en el río Tajo, aguas abajo de la desembocadura del río Jarama, en las proximidades de Castillejo, ya que a partir de la desembocadura de dicho río existen caudales excedentes suficientes como para poder satisfacer la demanda. En dicho punto existe un caudal mínimo de al menos 15 m3/s, procedente de las aguas residuales depuradas en Madrid, más otros 6 m3/s procedentes del caudal ecológico del río Tajo, al que aún se podría añadir el caudal derivado por el trasvase Tajo-Segura, que, como se verá más adelante, podría fluir hasta aquí. En total en este punto existe un caudal mínimo asegurado de unos 700 hm3/año.
- Desde dicho punto se podría bombear un mínimo e 80 hm3/año por una tubería forzada hasta la divisoria de la cuenca con el río Guadiana, en las proximidades de Lillo (unos 46 km), que en principio parece ser el punto más favorable.
A partir de aquí y dependiendo del caudal disponible, se barajan tres posibilidades:1. Para un caudal de 80 hm3/año
Se continuaría con un canal abierto hasta la cuenca del río Riansares y desde éste, a través del río Cigüela hasta las Tablas de Daimiel.
2. Con un caudal mínimo de 200 hm3/año
Siguiendo aproximadamente la dirección marcada en el plano, se recargaría el acuífero y se podrían garantizar los riegos en la llanura manchega, se regenerarían las Tablas de Daimiel y afloraría de nuevo agua por los Ojos del Guadiana.
Esta alternativa debería no obstante complementarse, para que fueran suficientes los 200 hm3/año aludidos, con medidas de ahorro de agua y sustitución de cultivos por otros con menos requerimientos hídricos, así como con un aporte de 40 hm3/año procedentes del río Bullaque y de la adecuación de los cauces y lagunas naturales próximas a la zona de infiltración, para una mejor recarga y regulación del acuífero.
La recarga del acuífero se podría también lograr, sustituyendo una parte de los riegos efectuados actualmente con aguas subterráneas, por riegos a partir de las aguas superficiales procedentes del Tajo, con lo que la recarga del acuífero se iría produciendo con los aportes naturales (debido a la menor extracción de recursos) y con los retornos de riegos. Abría no obstante que disponer de un caudal mínimo, para desviarlo directamente a las Tablas de Daimiel, hasta que se produjera la total recuperación del acuífero.
3. Con un caudal mínimo de 300 hm3/año
Se recargaría el acuífero de la misma forma que en el caso anterior, pero mucho antes, ya que existiría un excedente apreciable y, una vez restaurados los niveles hídricos (mínimo 12 – 15 años, considerando los posibles aportes del río Bullaque), se podría obtener como ventaja adicional, la posibilidad de bombear hasta un máximo de 100 hm3/año hasta el trasvase Tajo- Segura, siguiendo aproximadamente el curso del río Cigüela.
Esto haría innecesario el proyectado trasvase del río Jarama al embalse de Bolarque, logrando además la recuperación de los niveles óptimos de los embalses de Entrepeñas y Buendía, de los cuales sólo se derivarían aguas fluyentes al trasvase Tajo-Segura, una vez alcanzados dichos niveles óptimos y siempre que se pudiera garantizar un caudal ecológico mínimo en el río Tajo de 6 m3/s.
Como puede verse, los objetivos que se pretende alcanzar, si este proyecto se lleva a cabo hasta sus últimas consecuencias, son múltiples y en extremo beneficiosos, ya que además de lograr la regeneración hídrica de las Tablas de Daimiel, se podrán garantizar los riegos actuales en el Campo de Criptana y en la Huerta de Murcia, además de conseguir la resurgencia de los Ojos del Guadiana y unos niveles adecuados en los embalses de Entrepeñas y Buendía, existiendo además otras ventajas adicionales que conviene resaltar, tales como la recuperación de gran número de lagunas esteparias de gran valor ecológico, diseminadas por los llanos de La Mancha, las cuales se utilizarían para recargar el acuífero y la recuperación del potencial turístico y recreativo de los embalses de Entrepeñas y Buendía, hoy día infrautilizados debido a la escasez de agua.
NOTA: Este artículo se escribió en enero de 2000. Desde entonces han pasado muchas cosas, entre ellas el proyecto de trasvase del Ebro (inexplicablemente paralizado) que debería aliviar la presión excesiva que se viene haciendo sobre las aguas de la cabecera del Tajo.
Paulino Zamarro Sanz
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>> Autor: Paulino Zamarro (28/11/2005)
>> Fuente: Paulino Zamarro Sanz
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