Los siglos de dominio musulmán en Daroca. |
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COMARCA DEL CAMPO DE DAROCA. ZARAGOZA. (ARAGÓN) |
Durante los siglos de dominio musulmán en Daroca, -al menos desde el segundo cuarto del s. IX, la ciudad se convirtió en la cabeza de un amplio distrito, dependiendo en cierta medida de Calatayud. |
Desde mediados de ese siglo, Daroca adquirió una gran importancia estratégica. Entre los años 850 y 862 los Banü Quasï, familia de muladíes, cristianos convertidos al islam para conservar sus privilegios, con sede en la zona de la Rioja y ribera de Navarra, consiguieron extender sus dominios hasta Daroca y Calamocha. El Emir de Córdoba, Muhammad I, conseguía restaurar su poder en Daroca, arrebatando la ciudad a los Banü Quasï, y encargaba de nuevo a los tuyibíes la custodia de esta plaza.
Esta zona del recinto del cerro de San Jorge sobre la ciudad, constituía un castillo llamado de la Judería, tenía un total de 15 torreones en su perímetro. Descendiendo del cerro, sobre la misma carretera nacional y muy cerca de la puerta Alta de la ciudad, se encuentra la torre de las Cinco Esquinas, por ser de planta pentagonal también restaurada y construida en piedra sillar.
El primer gobernador de Daroca conocido es Abd al-Rahmän al-Tuyïbí en el año 862.
La segunda mitad del siglo IX fue de constantes enfrentamientos en la frontera superior del al-Ándalus. Los emires de Córdoba no conseguían hacerse con el control efectivo del valle del Ebro. El gobierno musulmán de Daroca se fue sucediendo de padres a hijos dentro de la familia de los tuyïbíes. A la muerte de Abd al-Azïz, fue su hijo Yünus el designado por el nombramiento del emir de Córdoba como gobernador de Daroca.
El barrio alto corresponde a la zona antigua donde empezó a instalarse la población musulmana. Los barrios de Valcaliente y la Grajera, son los puntos principales de la Daroca árabe. La torre que destaca en la imagen es la de la iglesia de Santo Domingo, perteneciente a la segunda mitad del siglo XII.
Iglesia y hospital de Santo Domingo. Las obras empezaron en el s. XII y se paralizaron. Reanudándose en el s. XIII utilizando entonces nuevos materiales, como el ladrillo, y técnicas de construcción de estilo mudéjar. Las obras de la torre, a excepción de las esquinas, se continuaron en ladrillo, entre finales del s. XIII y s. XIV, a partir de una base de piedra sillar. Se respetó la estructura románica de planta cuadrada, añadiéndole, en el exterior, elementos ornamentales islámicos. La técnica y estilo empleados hacen pensar que, posiblemente, se trate de la primera torre mudéjar de Aragón. Las ventanas superiores de la torre, son de estilo románico, y en ellas se emplearon arcos de medio punto, separados por una columna. (Fragmento extraído de la guía de Daroca. Una ciudad amurallada cargada de historia. De Prames - Del año 2000.)
Pero la rebelión más importante en valle del Ebro después de las de los Banü Quasï fue la que protagonizó la ciudad de Zaragoza frente a Abd al-Rahmän III, que desde el año 929 cambió el título de emir por el de califa. La ciudad de Daroca se mantuvo al principio fiel al califa, siguiendo la tradicional alianza entre los gobernantes de Daroca y el poder central de Córdoba, pero en el año 935 el gobernador de Daroca Yünus abandono el partido de Abd al-Rahmán III para aliarse a los enemigos de este en Zaragoza. El califa salía de Córdoba en la primavera del año 935 y entre junio y julio ocupaba Daroca que se había quedado desguarnecida al abandonarla Yünus para refugiarse en Zaragoza.
Parte amurallada que constituía el recinto del castillo de la Judería. Hoy tan solo quedan muros desnudos, y la torre de la "Espuela" restaurada. A la parte de abajo de la carretera nacional Valencia-Burgos, se encuentra lo que fue en su tiempo el barrio de la Judería, con calles muy estrechas que lo caracterizan.
Tras numerosos altercados de Yunüs entre Calatayud y Daroca, Abd al-Rahmán III mata a Yunús en Calatayud y recupera el control de Zaragoza, poniendo fin a la rebelión producida por musulmanes tras la conquista de la Península Ibérica.
Como gobernador de Daroca entonces fue nombrado Hakam ibn Mundir, al que se le adjudicaron también los dominios de Calatayud. Le prosiguió en el mandato a su muerte su hijo al-Asï ibn Hakam, el cual gobernó desde el 950 al 972 en que murió.
Este mandato de padre y posteriormente del hijo, fue un período de paz para Daroca. Hasta que enviaron al hermano de al-Asï, Abd al-Azïz ibn Hakam como nuevo gobernador y con la misión de fortificar la ciudad de Daroca y toda la zona.
Las calles estrechas, son típicas del barrio de la Judería. Un gusto recorrer sus callejuelas que aún poseen muchos tónicos y aromas de unos tiempos gloriosos para una población que fue árabe. Que se asentó en estos pórticos allá en el año 900, enamorándose de estas tierras, dando lo mejor de su cultura y de su arquitectura social. Recuerdos, que posteriormente pasaron a ser parte de nuestras tradiciones, de nuestras raíces más profundas.
A finales del siglo X Almanzor logró hacerse con el poder de Córdoba. La muerte de Almanzor en el año 1002 supuso el inicio de la desmembración del califato de Córdoba, que formalmente desaparecería en 1031. Unos años antes, en 1018, Zaragoza conseguía erigirse en reino independiente.
Daroca y todos sus términos quedaron englobados en la taifa de Zaragoza, en donde Mundir I estableció el gobierno de los tuyïbíes, independiente de Córdoba, creando una brillante corte a la que acudían poetas y científicos de todo al-Ándalus; reorganizó la administración de todas las ciudades de su reino, entre ellas Daroca, nombrando nuevos gobernadores. Esta dinastía fue derrocada en 1039, merced a un golpe de estado dado en Zaragoza contra Abd Alläh ibn al-Hakam, último de los tuyïbíes. Cae con ello el reino de Zaragoza, y con él la ciudad de Zaragoza en manos de una nueva dinastía la de los Banü Hüd, de estirpe árabe, que lograron extender sus dominios desde la Rioja hasta la costa mediterránea y desde Huesca hasta Valencia.
El castillo Mayor o de la Morica, preside todas las panorámicas del entorno, para controlar el paso y los pasos de Castilla a tierras de al-Ándalus.
Fueron tiempos gloriosos de califas y doncellas, que han dejado leyendas escritas en cada roca y en cada ruina.
Posteriormente, dichos y diretes dieron salsa a la vida de juglares, cantores y poetas, que aportaron aún más renombre a una tierra cansada de tantas guerras y de tantas reconquistas. Una tierra que quiso mantener su apogeo a través de la historia de historias, con milagros y peregrinajes.
El fundador de esta dinastía a su muerte, dividió el reinado entre sus cinco hijos, dando Daroca y Calatayud a Muhammad. Daroca entonces empezará a perder gran parte de su importancia, sobre todo en los asuntos administrativos; no se nombran gobernadores específicos para la ciudad, sino que esta pasará a depender plenamente de Calatayud. Hay que contemplar este periodo de decadencia de Daroca en la segunda mitad del siglo XI dentro de la decadencia general de todo al-Ándalus.
Entre tantos cientos de años pasados, los expertos no saben datar con exactitud la edad en que las rocas y ladrillos fueron colocados por primera vez. Pero al caminar entre estos muros, uno no puede dejar de transportarse al pasado y preguntarse como hubiera sido aquel esplendor, que dio tanta belleza y posiblemente tanto dolor, a las gentes que vivieron en un lugar como aquel.
Tras la invasión de los almorávides, monjes guerreros musulmanes procedentes del norte de África, fue el de Zaragoza el único de los reinos taifas que consiguió mantener su independencia. Ello se debió en gran medida a su poderío militar y a sus elevados recursos económicos; gracias a estos recursos económicos al-Yudanï pudo hacer frente a los almorávides, reforzando toda la frontera sur del reino y dotando de nuevo a Daroca de una gran importancia, construyendo en la ciudad importantes defensas.
Los Banü Hüd de Zaragoza recibieron la ayuda militar del Cid, que con varios caballeros había salido de Castilla por desavenencias con su rey Alfonso VI.
El Cid se estableció en la corte de Zaragoza en el año 1076, prestando ayuda a la taifa de Zaragoza contra sus enemigos vecinos, entre ellos contra el rey de Aragón y contra el conde de Barcelona. El Cid recorría las tierras de Daroca, a la que sometió a la obediencia de los Banü Hüd y al pago de tributos, en el año 1081. El Campeador estableció su campamento en la cima del cerro de San Esteban, en el término municipal del Poyo del Cid, cerca de la ciudad de Calamocha, sobre los restos de una importante ciudad de época ibero romana. Desde Allí el Cid marchó hacia el sur, ocupando Valencia y su región, donde estableció un señorío independiente.
Daroca es una ciudad que aunque puede parecer triste y austera de entrada, tiene mucho que ofrecer, mucho para aprender, y mucho que experimentar entre los restos de una historia fructífera ya pasada. Fue un lugar donde cristianos y musulmanes se fundieron en vivir conjuntamente, que entremezclaron cultura y buen hacer. Un lugar que vio florecer un arte nuevo, el "mudéjar", que se ha impregnado por todas las tierras colindantes; que está bien visible en iglesias, torreones y campanarios en muchos pueblos cercanos.
En 1104, cinco años después de la muerte del Cid, Valencia caía en poder de los almorávides; Daroca y todo su reino de Zaragoza perdían la principal fuerza para detener a los dueños de al-Ándalus, que en 1110 entraban en Zaragoza. Daroca entonces quedaba englobada en el imperio almorávide, aunque por muy poco tiempo. Se nombró un gobernador militar para la ciudad, que, como sus antecesores de los siglos IX y X, ejerció funciones predominantemente militares.
El último gobernador musulmán de Daroca, llamado Temín, salió al encuentro de las tropas de Alfonso I tras haber tomado éste Zaragoza, aunque regresó sin presentar batalla. Poco después, Alfonso I el Batallador ocupaba la ciudad del Jiloca y daba fin así a casi 400 años de dominio musulmán en estas tierras. Es de destacar que en estos últimos años de dominio musulmán en Daroca, nació y floreció en la ciudad la figura del médico Abd Alläh ibn Chawsan al-Azdi, conocido en el mundo árabe por Abü Muhammad, que tuvo que trasladarse a Córdoba, donde se estableció hasta su muerte en 1120, siguiendo una de las figuras más importantes de la medicina musulmana de los siglos XI al XII.
Libros de interés que os recomendamos: (Disponibles en la biblioteca de Daroca-Casa de la Cultura) biblioteca@daroca.es - Telf. 976 800 431
* Historia de Daroca. Por José Luís Corral Lafuente. Centro de Estudios Darocenses de la Institución "Fernando el Católico". 1983. * Guía de Daroca. Una ciudad amurallada llena de historia. Editada por Prames. Mayo 2000. Textos de: Mª Carmen García Izuel y Pascual Miguel Ballestín.
* Centro de Estudios Darocenses... (Enlace...)
Artículos y reportajes relacionados, desde Ibérica 2000:
* Un paseo por la ciudad de Daroca. (Enlaces...) * La conquista cristiana de la ciudad de Daroca. * Historia y documentación de la ciudad de Daroca. * La nueva ciudad de Daroca, a partir del año 1142. * Los orígenes de Daroca en la época musulmana. * La Ciudad de Daroca y su entorno. (Videos...)
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* Por los rincones de Anento... (Campos de Daroca) * Ruta circular Anento-Arguilay-Anento, en Bici. * Mercado de Anento.
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por: Ibérica 2000 (01/09/2010) |
Fuente/Autor:
Equipos de Ibérica 2000, en Aragón. |
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