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Somos el paisaje que nos ve

(2197)

LAS PALABRAS, LAS PIEDRAS, EL MAR Y LOS SUEÑOS RESPIRAN IGUAL QUE TÚ...
Aprender a mirar y ver es una necesidad vital. Nuestro entorno urbano y rural es una parte inseparable de nuestro cuerpo. Intentar aceptar que la naturaleza debe ser respetada y conservada integralmente es el primer paso para acabar con la actual locura que nos impone el sistema neoliberal.

SOMOS EL PAISAJE QUE NOS VE

* Presentación de Antonio Marín sobre la ciudad y nosotros, los animales humanos, esos seres dedicados al expolio y saqueo de todo lo que nos rodea... (Enlace...)


* No te pierdas este reportaje, viajando por la costa sur de la Comunitat Valenciana... (Descubrirás algunos detalles que no se logran detectar cuando mires el paisaje. ¡Despierta hombreeee!...)

"Las cosas realmente vivas, las palabras necesarias y los sueños reales respiran y sienten igual que tú, aunque no puedas encontrar su morada o ver sus rostros todavía..."
Textos de Antonio Marín Segovia.








Pinta al óleo y acrílico marinas y paisajes relacionados con el mar Mediterráneo, Delta del Ebro, Costa Brava, Ibiza... Sus cuadros son figurativos, empleando diferentes texturas. Hay que destacar que incluso se incorporan y añaden elementos encontrados en su lugar de origen, tales cómo hojas, pequeñas ramas, arenas, etc, objetos que evocan a la naturaleza y poseen el espíritu del lugar. A menudo las obras de Cristina Prieto Salcedo son marinas que invitan al espectador a la introspección y a ver el mar y el paisaje cómo algo cercano y necesario a su propia existencia.

En esas temáticas que reflejan los paisajes marítimos y fluviales se han basado sus últimas exposiciones realizadas en las ciudades de Barcelona y Sevilla.

En la actualidad trabaja en una serie más urbana, pintando las dársenas del Puerto y ofreciendo una visión diferente del paisaje industrial, donde destaca en lugar premintente, el puerto de carga y descarga, sus almacenes y grúas dado que constituyen referencia obligadas del urbanismo actual y vertiginoso de una gran ciudad, Barcelona, un espacio abierto al mar y a topdas las esperanza.

Todos los puertos son una promesa necesaria de que puede llegar la respuesta que alguna vez hicimos en voz alta... Y no importa que el paisaje industrial, los humos y el oxído sustituyan a los árboles, a los niños jugando; siempre puede florecer un sueño amable y una sonrisa en torno a cualquier desolada fábrica. Por eso, las obras pictóricas de Cristina son un camino que podemos recorrer con nuestros ojos, con absoluta libertad, sin que nos pueda vencer la tristeza o las nostalgias.

Soy hombre y campo
Después de ser la desnudez que acompaña
Y dibuja tus amaneceres
Ahora puedo resucitar todos los días
En tus brazos silenciosos y frutales
Pues soy un niño que duerme
En el corazón de las estrellas

Antonio Marín Segovia
antoniod17@ono.com

Muere el oro en tus manos para que tus ojos puedan desnudarse en mis sueños siempre.

Muere el oro en tus manos
para que mis ojos puedan amarte siempre
sin pedir permiso a los ángeles
y sin llorar la muerte de todos los mares
Muere la luz en las montañas de tu boca
para que todos mis ojos puedan ser la noche
que nace cuando bailas
Y no hay derrota ni éxito en tus bosques
sembrados de sueños y de palabras olvidadas
Y hoy no puedo dejar de ver tus manos
Dibujando el interior amable y desnudo
que alimenta el fuego de tu pasión

Antonio Marín Segovia
28 de diciembre de 2004

Somos la piel del mar cada vez que nos encontramos enteros, cada vez que nuestros ojos se llenan de mar…

El mar es, a través de toda nuestra historia, un referente obligado que siempre nos recuerda la existencia de misterios lejanos... Y esos misterios lejanos no viven tan lejos de nosotros...

El ser humano manifiesta siempre la necesidad de recorrer grandes distancias, de explorar y habitar lugares recónditos donde nadie antes ha estado...

Esos lugares, esos espacios pueden habitar dentro de uno mismo o en espacios reconocibles e inventariados en mapas, en cartas, en libros o en dibujos, cuadros, poemas…

Pero es bueno intentar percatarse de que no hace falta imitar a Ulises ni embarcarse en un barco pirata para encontrarnos con las necesarias dosis de magia y sensualidad...

Podemos saber y entender -sin esforzarnos-, que es el mar nuestra piel, la piel que siempre nos acompaña y que tan pocas veces sentimos, que tan pocas veces es acariciada por nuestra mirada... Por eso, toda obra de arte, todo hecho creativo intenta ser una nueva forma de vida, una forma que exista de forma independiente y total, lejos de nuestras manos, de nuestras voces y de nuestros ojos…

Y pintar el mar es una forma sencilla de volver a recuperar nuestra piel primera. Pintar el mar es una forma de volver a la infancia, esa patria donde todos los espacios tienen personalidad, alma, corazón, sentido propio, alegría interminable y misteriosa...

Somos, cuando nuestra voz es mar, tan indefinibles que no hay techo ni morada que pueda contener nuestras miradas marítimas...

Por eso toda obra de arte, todo hecho creativo intenta ser una nueva forma de vida, una forma que exista de forma independiente y total, lejos de nuestras manos, de nuestras voces y de nuestros ojos…

Sí. Siempre dibujar, pintar, escribir y sentir el mar es -simple y sencillamente-, una forma sensata y directa de acariciarnos, de reconocer nuestra pertenencia a un mundo que cambia más rápido que cualquier sueño presente o futuro...

Ha llegado el momento de olvidarse de las retóricas y de las excusas que rodean a toda obra artística y que pretenden, aspiran a ser el reflejo directo y exacto de nuestra realidad, una realidad aparente que es imposible de apresar y de embotellar en unos trazos, en unos gestos o en unas pocas palabras...

No hay realidad exacta ni tiempo preciso...

Y es desde el mar donde volvemos a intentar esa unión con nuestra memoria ancestral, con nuestro horizonte…

Existe el deseo de ser ceniza en el mar y de ser niño que juega en las arenas de las playas…

De ser adolescente que se enamora y se descubre mujer y hombre en un crepuscular final de día, cerca del mar…

Existe el deseo de que el mar pueda contenernos, pueda devolvernos a un estado libre de sufrimientos… Y que podamos recuperar nuestra forma primera… Nuestro primer abrazo…

Y es el mar, el agua el primer ser entero que nos abraza y nos cuida sin pedir nada a cambio…

Por eso existen todavía los besos y los abrazos en las noches de verano, cerca del mar…

Por eso podemos sentir el calor y el frío a la vez cuando contemplamos el mar y sus cambios constantes…

Cristina Prieto Salcedo nos ofrece hoy, en una selecta muestra de su última obra pictórica, su mirada personal e interminable sobre el mar… Ese espacio terrenalmente divino que es todo océano, todo mar, y que siempre forma parte de nuestra historia personal y colectiva…

Y es el agua, el océano, el mar nuestra primera piel… Nuestra verdadera y única piel…

Podemos afirmar, sin vanas pretensiones, que los cuadros marítimos de Cristina son retratos exactos de todos los rostros humanos presentes pasados y futuros (que se visten de agua, de mar, de puertos y barcos...). Por eso a todos nos atrae contemplar el mar, ese centro desconocido donde germinan nuestros deseos, y que nos alivia y elimina tensiones e incertidumbres…

Por eso necesitamos tener cerca de nosotros -en el hogar en nuestros recuerdos, en nuestra alma-,una parte, un trocito del mar que una vez nos envolvió, nos acunó…

El mar, la lluvia, los días de sol furioso... nos ayudan siempre a ser un poco más libres…

Y las miradas que el mar nos regala son las que todos necesitamos para vivir cerca de nuestra piel, cerca de todo lo que es invisible...

Siempre, en realidad, un texto o un cuadro pertenecen al que lo mira y ve, al que lo lee y entiende, al que lo disfruta; y ese lector y observador le confiere una nueva perspectiva, tan personal, tan única...

El cuadro mirado, el poema leído ya no pertenecen al autor; se han transformado en algo diferente y adquieren vida propia a pesar del envoltorio, a pesar de tener las mismas palabras o pinceladas…

Gracias al sencillo gesto de mirar sin temor, de leer sin miedos, de andar sin rumbo, podemos entrar dentro y conocer el mar que nos habita, que nos alimenta y devora silenciosa y placenteramente…

Invitamos hoy a que caminen y habiten los cuadros de Cristina, sintiendo de forma intensa y serena, la cálida y dulce piel del mar. Invitamos a los que miren hoy los lienzos de Cristina que procuren -siempre-, sentir dentro la voz de un sol limpio y fresco…

Y que todos puedan disfrutar del color y de las texturas, de la serenidad que transmiten esos anocheceres y amaneceres, de los puertos y de los habitantes -aparentemente inmóviles-, que pueblan los lienzos de Cristina Prieto Salcedo...

Diques, tinglados, muelles, barcos, grúas, oleajes, anocheceres y albas... todo los objetos propios de la navegación y del mar pueden respiran y vivir en los retratos acuáticos de Cristina...

Tengan la suerte de navegar y conocer los puertos y mares gracias a las texturas y colores serenos que tejen y forman las superficies de las pinturas de Cristina Prieto Salcedo, navegante intrépida, capitana y tripulante de todos los barcos que sus pinceles puedan pintar…

Antonio Marín Segovia

Información relacionada, en Ibérica 2000:
* Ciudadanos fecundos: participación y calidad de vida (Enlaces...)
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* Los gatos del Jardín Botánico de Valencia, te invitan a deambular por el paraíso...
* Reflexiones sobre el paisaje...
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* Reflexiones sobre la participación ciudadana necesaria...
* Adela Cortina. ...
* www.pi21.org...
* Nuevos canales de participación ciudadana....

Antonio Marín Segovia.
antoniod17@ono.com
645.75.95.91 - 96.323.43.53.
Actividad política y social ecologísta y solidaria. Ciudad de Valencia.
Cercle Obert de Benicalap - Iniciativas Sociales y Culturales de Futuro.

* Todos los artículos, que comparte esta asociación en Ibérica 2000...
(A numerosos enlaces... ¡para que abras cada vez más tus ojos!)

Insertado por: CERCLEOBERT (25/02/2005)
Fuente/Autor: Antonio Marín Segovia.
 

          


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El correo correcto de Cristina Prieto Salcedo es el siguiente

cybervenice@hotmail.com

Y el teléfono móvil es: 605.41.03.44
Nombre: -  (19/08/2005) E-mail: -
 
13 de Marzo de 2006
Cristina Prieto Salcedo
cybervenice@hotmail.com
Teléfono móvil de contacto: 605.41.03.44



ME SIENTO HEREDERA DE LA CULTURA MEDITERRÁNEA
La pintura de Cristina Prieto se enmarca en el figurativo con texturas tomadas de los lugares que representan las obras, con la finalidad, según la artista, de “transmitir el espíritu del lugar”


Cristina Prieto presenta una renovada e innovadora muestra sobre nuevas visiones de paisajes en el Club de Fitness DiR Diagonal de Barcelona

¿Qué presentas en Representarte?
10 marinas o paisajes vinculados con el mar ambientados en Ibiza, Barcelona y la Costa Brava.

Básicamente en tus obras se pueden apreciar paisajes marítimos. ¿Cómo definirías tu obra?
Es una obra ambientada en el mar e intento que sea de alguna manera poética y que sirva para encontrar una cierta introspección tanto en quien lo contempla cómo para mi misma.

¿Por qué el mar es tu principal fuente de inspiración?
Porqué siempre me he sentido muy vinculada hacía él, es fuente de inspiración y además me he criado en la Costa Brava, el mar está vinculado a muchos momentos buenos y malos de mi vida, es referencia para mí y lugar de relajación, además de que me siento heredera de la cultura mediterránea con todo lo que ello implica de riqueza.

¿Qué técnica utilizas en tus cuadros?
Técnicas mixtas y collage, también añado pequeñas cosas recogidas en el lugar de origen como piedras, ramas, conchas, tierra, etc. para enriquecer el cuadro y transmitir el espíritu del lugar.

¿Qué pretendes transmitir a través de tu pintura?
Creo que cada uno debe mirar de encontrar un significado propio, para mí pintar es un encontrarme conmigo misma, es una terapia, es una necesidad y, si además, a alguien le gustan mis cuadros y comparte una cierta estética conmigo, tanto mejor.

¿Cuándo iniciaste tu faceta como artistas?
Desde muy pequeña pinto, dibujo, hago manualidades etc.

¿Cómo ha evolucionado tu obra?
Quizás ahora estoy en una etapa en que me suelto más, antes mi obra era más formal y más clásica, cada vez tengo tendencia a experimentar más y dejarme llevar por el instinto; creo que es bueno porque he ganado en frescura.

¿Quién ha sido tu maestro?
La vida, las experiencias personales y algunos cursos, academias, escuelas, pero me considero más bien autodidacta en mi camino.

¿Cuál es tu reto como pintora?
Todo pintor quiere estar satisfecho con su obra, quizás ahora deseo profundizar más en aspectos más íntimos aunque sean menos plásticos o comerciales.

¿Qué esperas de Representarte?
De un marchante se espera apoyo, comercialización, ayuda para difundir su obra etc., creo que deben ser comerciales y prácticos pero también solidarios porque el arte está en un momento complicado como todo en esta sociedad y siempre es mejor ayudarse los unos a los otros. Me parece también muy interesante que el arte se divulgue en espacios y salas de todo tipo fuera de los cauces comunes o elitistas.

Nombre: -  (21/03/2006) E-mail: -
 
La okupación y la lucha contra el cinismo insostenible

El marxismo es un humanismo, pero, al contrario que el humanismo abstracto e individualista, comprende que la persona humana y su libertad son entidades necesitadas, no de conservación, sino de conquista.

“…la vivienda es un bien de uso básico y que la gente no puede elegir tener una casa o no como si fuera un perfume o un collar de perlas), en ese caso, la única respuesta posible contra la violencia inmobiliaria institucional es hacer uso del propio derecho tomando por nuestra cuenta lo que el capital privado y el ayuntamiento de turno nos han robado, es decir, hay que decir bien alto que la okupación es un derecho ciudadano de lucha contra el cinismo insostenible de los poderes público-privados.”

Vivimos tiempos de confusión: Formalmente, vivimos en una sociedad democrática en la que elegimos a nuestros representantes y emitimos nuestra opinión sobre sus políticas cada 4 años. Sin embargo, en esta democracia postmoderna no existe el referéndum, único procedimiento de consulta ciudadana verdaderamente participativo que permite la intervención directa del pueblo en las decisiones que le afectan. Además, los partidos políticos no se diferencian en cuestiones relevantes sino que participan del consenso con un modo de producción imperialista que mantiene en la miseria a la mitad de la población del planeta. ¿Dónde está la izquierda? ¿Qué opción política parlamentaria tiene en su ideario la transformación del capitalismo, aunque sólo sea hacia un capitalismo de rostro humano como pretendía el reformismo clásico? La destrucción de la clase obrera occidental (fragmentada, precarizada y sometida a la competencia salvaje de la clase obrera de los países emergentes, ante todo China e India) ha sido el correlato de esa hegemonía aparente del capital. El ejército de precarios, trabajadores temporales, parados, emigrantes, ha sido estimulado por la desaparición de la industria clásica de tipo fordista (y su sustitución por un sector servicios en el que priman los contratos basura) y las tácticas de expropiación de la riqueza social que permanentemente practican los poderes públicos al servicio del sector más parasitario del capital (la banca y el ladrillo).

Así pues, dejémonos de pamplinas y de paños calientes, el poder público no se distingue esencialmente del privado y está al servicio de la gran banca y de las multinacionales cuya política determina la distribución de la riqueza a nivel mundial (hablar de distribución es un sarcasmo, sería más adecuado hablar de expropiación, ya que 2000 millones de personas sobreviven con menos de 2 dólares diarios).

A medida que la economía se ha ido terciarizando, la dependencia de la banca y del capital por parte de las administraciones públicas ha crecido, integrándose en el circuito de la acumulación con dos funciones principales (nada nuevas por otro lado: en la crisis del 29 el gobierno americano se encargó de garantizar las condiciones económicas para una recuperación de la tasa de ganancia mediante el estímulo directo de la actividad productiva que no llevaba a cabo el sector privado por falta de rentabilidad): asegurar las infraestructuras necesarias (carreteras, mano de obra barata y reformas urbanísticas de estímulo de la actividad comercial) para la inversión productiva de la empresa privada, y crear un ejército de precarios al servicio de las cambiantes necesidades explotadoras del capital privado (ahí está el monumento a la chapuza educativa que es la LOGSE, auténtica fábrica de analfabetos funcionales listos para caer en la tupida red de contratos basura).

En el caso español, la “calidad democrática” se pone de manifiesto, por centrar el tema que nos ocupa, en la servidumbre de la política urbanística y de infraestructuras de todas las administraciones (pero sobretodo la municipal, que es la hermanita de la caridad del Estado central y autonómico al carecer de fuentes de financiación propias suficientes para su autonomía financiera), a las necesidades de acumulación del capital privado, que es el que escoge los “nichos” de inversión más lucrativos (en el caso hispano, el omnipotente ladrillo, que absorbe la quinta parte de la economía española) para transmitirle al diligente ayuntamiento de turno, necesitado de financiación desesperadamente, donde hacer las correspondientes recalificaciones urbanísticas para “dinamizar” la economía y de paso ingresar abundantes plusvalías vendiendo suelo “público” a estos prebostes inmobiliarios que son quienes realmente “cortan el bacalao” y no el patético ayuntamiento lacayo.

Ahí tenemos la auténtica faz de la democracia formal convertida en un fascismo postmoderno (1) donde, (como en la caverna platónica) nada es lo que parece y, en la frase del poeta, “el rostro del verdugo está siempre bien oculto” y los relaciones públicas encargados de engañar al pueblo son los políticos profesionales, que bajo todo el oropel de democracia, civismo, tolerancia, sostenibilidad y demás pamplinas, son totalmente partícipes de la expropiación de los derechos básicos del pueblo (como tener un techo asequible donde vivir sin ir más lejos), colaborando estrechamente con las prácticas especulativas de los “tiburones” de la banca y las inmobiliarias.

Así pues, (a fuer de reducir las sutilezas de los académicos y de llamar a las cosas por su nombre) el estado es la alcahueta del capital, del que recibe generosas compensaciones por ello (esto sin hablar de la corrupción y el nepotismo de las comisiones, y los contactos íntimos de las constructoras y bancos con los planificadores municipales a la hora de decidir dónde mandar a las excavadoras).

En el caso de los ayuntamientos, su dependencia financiera de los grandes promotores y constructores inmobiliarios (coordinados por la gran banca que es el “padrino” de todos ellos) les hace incapaces de realizar políticas realmente democráticas que choquen contra la tendencia a la máxima valorización de la vida humana, a convertir todos los aspectos de la vida en mercancía (no es ninguna “boutade” afirmar que en el ayuntamiento de Barcelona manda más Núñez&Navarro que cualquier cargo electo).

La exclusión de una parte creciente de la población del mercado inmobiliario es una muestra palmaria del grado de subordinación de las políticas públicas al “becerro de oro”.

Por poner un ejemplo más, en el caso de los planes de la Generalitat para adecentar los cascos antiguos de Cataluña, se habla siempre, en la propaganda de los politicastros, de mejorar las condiciones de vida de la población realmente residente, cuando la intención real es expulsarles de su barrio de toda la vida para sustituirles por población de mayor poder adquisitivo que pueda “dinamizar” la actividad económica de la zona y ayudar al comercio y el turismo a hacer su “agosto” con la Marca Barcelona. ¿Cómo puede autodenominarse una sociedad democrática cuando en 25 años de ayuntamientos con esa etiqueta no ha habido un solo referéndum o consulta popular, y las decisiones realmente relevantes para la vida de sus ciudadanos se hurtan vergonzantemente de cualquier debate público?, por seguir con el ejemplo que conozco más de cerca ¿quién decidió declarar Ciutat Vella “área de rehabilitación integral” (en los términos del plan ARI de 1985) para acometer a continuación todas las reformas urbanas que hemos visto en los últimos años (el mamotreto del Macba significó la expulsión de centenares de familias “marginales” para “esponjar” una zona y llenarla con boutiques y bares de moda, por no hablar de la macroreforma de la rambla del Raval) con el fin descarado de sustituir su población (proceso llamado “gentrification” o ennoblecimiento de una zona concreta) por otra más “fashion” y mejor consumidora para beneficiar la actividad comercial y turística? ¿quién era el señor Bohigas, (ilustre preboste municipal y capo de los arquitectos planificadores del futuro de la ciudad), y su corte de gestores que gustan llamarse urbanistas, para decidir lo que convenía al futuro de la ciudad y de sus gentes? Cuando las decisiones relevantes para la vida cotidiana de la gente están en manos de “comisarios políticos” de este jaez, que además adoptan la postura vergonzante de ocultar con todo tipo de campañas de propaganda y de velos pseudodemocráticos (civismo, sostenibilidad, tolerancia interracial y demás memeces) la fuente de la que mana su poder, entonces ya no hablamos de democracia, sino de fascismo, pero no del fascismo clásico que hacía gala de su programa de siervo del imperialismo alemán e italiano, sino de uno mucho más refinado, que hemos llamado postmoderno, y que sustenta su permanente necesidad de autolegitimación, en toda la parafernalia de sus slóganes metafísicos de armonía y bienestar, mientras negocia con su majestad “ la Caixa” la próxima recalificación urbanística a llevar a cabo para mayor gloria de la sagrada inversión privada.

El cinismo insostenible y el derecho ciudadano a la vivienda

“Beneficios obtenidos por el Ayuntamiento de Barcelona en sus operaciones de especulación inmobiliaria entre 1990 y 2002: 162 millones de euros (de los que 66 se obtuvieron en recalificaciones de suelo público en subastas durante 2002). Sólo con el suelo puesto a subasta en 2002 el Ayuntamiento hubiera podido edificar 1.000 pisos protegidos (15/5/03)”. La Vanguardia

Sigamos con el caso del sector inmobiliario, nudo gordiano de la estructura económica actual (actualmente representa el 20% del producto interior bruto español). La principal transformación macroeconómica de la economía española ha sido el abandono creciente de las actividades industriales clásicas (siderurgia, automoción, minería, etc.)y su sustitución por la eclosión del sector inmobiliario, el turismo y todo tipo de servicios de gestión empresarial para engrasar mejor la maquinaria especulativa (asesorías fiscales, gabinetes jurídicos, gestorías, agencias turísticas...).

Así pues, vivimos en un país dependiente (con un déficit exterior astronómico), sin una estructura industrial potente (ya que la piel de toro carece de multinacionales importantes a nivel mundial excepto los antiguos monopolios privatizados: Telefónica, Repsol, etc.), que basa como siempre su poder en la expropiación de riqueza de los trabajadores nacionales e inmigrantes extranjeros (la política agraria de la UE protege al sector agrícola interno con aranceles prohibitivos para los productos extranjeros, provocando la miseria y el hambre en los países de origen que se ven incapacitados de dar salida a su producción y manteniendo un sector agrícola improductivo y parasitario en la vieja Europa, destruyendo toneladas de alimentos básicos para especular con la subida del precio).

De este modo, la salida de la clase empresarial española ante su abandono de las inversiones industriales clásicas ha sido la concentración de capital en el sector inmobiliario con la complicidad de las políticas de suelo de las administraciones clientes, para obtener así un territorio donde rentabilizar sus necesidades de inversión.

Vemos así como el sector de la vivienda, bien de consumo básico considerado por nuestra sacrosanta constitución como derecho ciudadano fundamental, se convierte en un mercado especulativo que deja sin techo digno a la mitad de la población, por mor de la necesidad desesperada de encontrar nuevos nichos de inversión productiva para el capital privado, y con los ayuntamientos democráticos colaborando con su política de suelo en esta expropiación de los derechos ciudadanos haciendo políticas “de final de cañería”. Es decir: después de expulsar de sus hogares a miles de ciudadanos por expropiaciones y desahucias, el solícito ayuntamiento y toda su red de asociaciones y o¬ng’s clientes se encargan de incluirles en la tupida red asistencial, para que no se mueran de hambre y, sobretodo, que no se quejen amargamente de su paupérrima condición ni sepan señalar o pedir responsabilidades a los culpables.

Esta es la tarea real de toda la red de asociacionismo creada por los jerarcas de los servicios culturales municipales (ahí está la red de asociaciones Tot Raval, sucursal del ayuntamiento en el barrio, que proporciona todo tipo de festejos y diversiones para olvidar las miserias de la vida cotidiana, ya se sabe cómo funciona el truco: démosle entretenimiento al pueblo para que no se queje de su exclusión de las decisiones que le afectan y se sienta mimado y atendido por sus administradores). Estas son las políticas de “final de cañería”, o como decían los déspotas “ilustrados”: todo para el pueblo, pero sin el pueblo.

Las consecuencias las vemos día a día en la creciente fractura social entre los hipotecados, endeudados hasta las cejas, y los que no tienen una nómina estable, lo que les cierra el acceso al mercado inmobiliario. La juventud precarizada (en España se firman un 80% o más de contratos temporales, sobretodo para jóvenes) ve cortado su acceso a la independencia personal, conformándose con encontrar una habitación minúscula por 250 euros o continuando su dependencia familiar hasta la senectud.

Sin embargo, pese a estas condiciones draconianas de supervivencia, la contestación y la rebeldía brillan por su ausencia y ya se encarga el ayuntamiento fascista de reducir las caóticas explosiones sociales a asuntos de seguridad ciudadana, competencia de las fuerzas de seguridad y de los tribunales de “orden público”.

Pero esta pantalla no logra ocultar el carácter político de esta lucha, pues la propiedad privada es el fundamento de nuestra sociedad y todo el aparato propagandístico y represivo de los prebostes municipales se basa en la criminalización de cualquier intento de poner en cuestión la especulación privada sobre los recursos colectivos (el suelo es un bien “no producido”, colectivo por definición, y, sin embargo, es la raíz de toda la maquinaria especulativa de plusvalías y comisiones).

Más ejemplos (y sin salir del terreno del reformismo, que pretende dar “bocados” al capital sin alterar su fuente de poder: la propiedad privada y la explotación laboral): ¿qué tipo de socialismo “democrático” es aquel que, ante una situación de exclusión del mercado inmobiliario de una parte creciente de la población, mantiene los 100.000 pisos vacíos de la ciudad de Barcelona sin una sola medida fiscal o política que facilite su puesta en circulación? ¿qué medidas se están tomando, para detener la acumulación de segundas y terceras residencias, para impedir que se acumulen “sine die ”con fines exclusivamente especulativos, esperando, cual araña en su tela, su revalorización para ponerlas en el mercado a precios abusivos? ¿Qué medidas se están tomando para corregir la escalada espectacular de los precios y la consiguiente exclusión de una parte creciente de la población del derecho constitucional a una vivienda digna? ¿Qué hace el municipio de turno para evitar que la especulación con el suelo público (que representa la mitad del precio final de la vivienda, y que sirve como fuente primordial de financiación de sus escuálidas arcas) provoque la creciente escalada de precios cada vez más prohibitivos para un ciudadano medio?

Estas preguntas y otras muchas sirven para desvelar la auténtica condición de esbirros del capital de los jerarcas municipales, que no son socialistas sino socialfascistas y que nos entretienen con Forums, estatutos, guerras lingüísticas y ordenanzas cívico-cínicas, para eludir su responsabilidad en la destrucción de cualquier posibilidad de tener una vida propia para la inmensa mayoría de jóvenes, sobradamente preparados para ello. Eso sí, el ayuntamiento se encarga constantemente de organizar festejos y verbenas, exposiciones y eventos de todo tipo para que quién no tiene “donde caerse muerto”, por lo menos pueda ahogar sus penas en estas diversiones programadas por los gestores del tinglado, para olvidar su vida cotidiana sumida en la angustia y el bloqueo de la precariedad laboral y la violencia inmobiliaria. Y de paso, convertir el problema juvenil en un asunto de seguridad ciudadana, reprimiendo! contundentemente las algaradas de frustración colectiva en que desembocan la mayoría de los festejos organizados a mayor gloria del señor Clos y sus esbirros, pero ocultando adecuadamente que el origen real del problema está en la desesperación existencial de quién no tiene futuro ni medios para salir de la precariedad vital causada por los “servidores públicos” que nos gobiernan.

Defensa de la okupación como forma de lucha contra el cinismo insostenible

Digámoslo bien claro: la okupación es un derecho ciudadano, una respuesta a la violencia inmobiliaria que diariamente está expropiando a los trabajadores una parte creciente de su renta con la connivencia descarada de los poderes públicos de todas las administraciones, pero sobretodo la municipal.

Los ayuntamientos se han puesto del lado del capitalismo más improductivo y parasitario para robar al pueblo y cercenarle una parte creciente de su escasa riqueza con la inflación especulativa provocada en gran parte por la necesidad acuciante de financiación mediante recalificaciones de suelo y demás medidas de tiburones financieros, fracturando a la sociedad entre propietarios rentistas y precarios o excluidos.

Si el poder supuestamente democrático se ha puesto en manos de la gran banca y los promotores del ladrillo, en lugar de presionarles con impuestos o subvencionando la existencia de viviendas sociales de propiedad municipal para aislar una parte del mercado inmobiliario de los tiburones especulativos reservando, por ejemplo, un porcentaje de suelo para uso público, o controlando la venta de suelo a los especuladores para extraerles una parte de la riqueza que han robado al pueblo con las escaladas de precios (recordemos una vez más que la vivienda es un bien de uso básico y que la gente no puede elegir tener una casa o no como si fuera un perfume o un collar de perlas), en ese caso, la única respuesta posible contra la violencia inmobiliaria institucional es hacer uso del propio derecho tomando por nuestra cuenta lo que el capital privado y el ayuntamiento de turno nos han robado, es decir, hay que decir bien alto que la okupación es un derecho ciudadano de lucha contra el cinismo insostenible de los poderes público-privados.

Se trata de conseguir que se deje de enfocar el tema desde el punto de vista jurídico-policial para convertirlo en el caballo de batalla de la lucha contra un sistema de poderes fácticos, nada democráticos ni participativos, y convertirlo en un debate político contra esta democracia de pacotilla. Necesitamos organización, redes de asociaciones coordinadas que estudien el mercado inmobiliario y denuncien las constantes connivencias de la gran banca y los prebostes municipales al supuesto servicio del ciudadano. Hay que pasar a la iniciativa y evitar el planteamiento policial para insistir en la crítica de las recalificaciones y ventas de suelo a mayor gloria de la acumulación privada, tratando de “sacar los colores” a nuestros jerarcas poniéndoles delante de sus narices las consecuencias de su servidumbre al capital privado.

En estos tiempos de ordenanzas fascistas contra los malos usos y la falta de educación del pueblo llano, necesitado de civismo y control, hay que darle en las narices a los munícipes y decirles que no hay mayor “incivismo” que la expulsión de la juventud de la posibilidad de construir una vida propia en un lugar digno, y que quizá la causa de tanto “desorden” no esté en la falta de sindéresis de los ciudadanos, sino en la marginación y exclusión social provocadas por la violencia inmobiliaria y los gastos superfluos en ferias, forúms y todo tipo de representaciones encargadas de hacer creer al pueblo que el ayuntamiento se preocupa por él, por su tiempo de ocio y sus preocupaciones intelectuales. ¿Pero quién puede tener ganas de juerga o preocupaciones artísticas o culturales cuando cada mañana ha de preocuparse por sus necesidades básicas, en palabras del clásico: primero vivir, luego filosofar?

No queda más remedio (en estos tiempos de parálisis revolucionaria en la vieja Europa) que empezar por lo más próximo a la vida cotidiana de la gente, pero se ha de extender como sea la revuelta popular contra el imperialismo que gobierna el mundo, al mando de las grandes multinacionales petroleras y del aparato militar-industrial americano, pues todo el proceso descrito a nivel estatal o local forma parte de la creciente expropiación de derechos de la clase obrera a nivel mundial.

Nota: (1) Informe Barcelona 2004: El fascismo postmoderno
Nombre: Antonio Marin Segovia  (13/04/2007) E-mail: marsegan@hotmail.com
 

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