La paramera de Blancas... desde Calamocha. |
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COMARCA DEL JILOCA. BLANCAS. TERUEL. |
Para descubrir espacios naturales que a veces pasan desapercibidos por el desconocimiento, volvemos a tierras de Calamocha, a su biblioteca, y ojeamos de nuevo los libros de Chabier de Jaime, que nos delata la existencia de una paramera ibérica en el municipio de Blancas, en el valle del Jiloca. Espacio declarado como "Área Importante para las Aves de Europa". |
Localizamos la población de Monreal del Campo a unos 20 km de Calamocha. A la que podemos acceder fácilmente desde la autovía Teruel-Zaragoza. Y por una majestuosa recta por la carretera hacía Molina de Aragón, encontraremos el indicativo de Blancas a 5 km. a la derecha. Desde la Laguna de Gallocanta también se puede acceder por la población de Bello a Odón, y de aquí a Blancas. Aparecen pistas no asfaltadas desde otras poblaciones cercanas como Torrijo del Campo.
Chabier de Jaime nos refleja en su libro apasionadamente las bellezas que esconde un paisaje que puede pasar perfectamente desapercibido, incluso poco valorado para las gentes residentes por su escaso atractivo, por su escasa vegetación alta y por su clima extremo tanto en verano como en invierno, pero que alberga una muy interesante comunidad biológica de alto interés científico.
La época más aconsejable para ornitólogos y naturalistas curiosos es la primavera, por su mayor actividad biológica. Aparecen infinidad de especies de aves migratorias nidificantes, entre ellas la Alondra de Dupont conocida también como "rocín" la joya de estos parajes aragoneses, cuya población se sitúa entre las seis más importantes de la Península Ibérica y de Europa. Entre otras aves, podremos localizar a la bisbita campestre, a la Curruca tomillera, a la Collalba rubia, a la Perdiz roja, al Alcaudón real, a la Cogujada montesina, al Sisón, al Alcaraván, a la Ortega, al Aguilucho cenizo, a la Chova piquirroja, al Águila real. La Avutarda en verano y la Grulla en invierno, se extienden a picotear por algunos campos cerealistas de estos entornos al río Jiloca encajado en un valle de dimensiones colosales que hay que pararse a admirar.
Si se saben descifrar dichos detalles, encontraremos un espacio en esta paramera donde la vista se pierde si no se llevan prismáticos (imprescindibles). Son espacios llanos, suaves, sembrados de herbáceas y de materiales calcáreos (calizas y dolomías) que absorben las pocas lluvias que filtran para alimentar zonas húmedas como los "Ojos del Jiloca" en Monreal del Campo, que aconsejamos visitar.
Es un paisaje de paramera que se alimenta especialmente de las aguas que recibe de rocíos y escarchas; clima extremo de las tierras altas en el valle del río Jiloca.
Los materiales que forman el sustrato son pertenecientes al Cretácico superior, que debieron ser arrastrados por la enorme erosión de la época del Plioceno. Las condiciones para facilitar el desarrollo de esta vegetación es muy restrictiva, ya que el terreno, totalmente esquelético por la disolución de la roca calcárea impide que se acumulen las aguas y la humedad, en cuanto empiezan los primeros calores del Sol a partir de las primaveras. Esta escasa vegetación desarrollada dificulta la regulación del calor de estos suelos, sobreenfriándose en los inviernos y sobrecalentándose en los veranos.
Como en algunos desiertos, aparecen tremendas oscilaciones de temperatura de forma diaria, con rigurosas y persistentes heladas con intensos vientos que azotan regularmente estas impresionantes llanadas del Valle del Jiloca.
Posíblemente como en los entornos que hemos recorrido como el Valle del río Pancrudo, el sabinar de Monterde y Pozondón, el sabinar de Olalla, la deforestación sea debida igualmente por el aprovechamiento humano, tanto en la tala para leñas, pastizales para el ganado, o en las constantes ampliaciones para implantar los cultivos de secano como el cereal. Es precisamente por la presión ganadera, en este caso el lanar, el que ha establecido un matorral espinoso, de porte almohadillado, de poca altura y de reducida cobertura: aquí conocido como toyagar.
El toyago es una pequeña aliaga de escasa altura con ramas cortas, espinosas y muy ramificadas. Tiene un lento crecimiento debido a la precariedad de nutrientes del terreno. La paramera a finales de mayo adquiere un vivo color amarillo al florecer este vegetal, que contrasta con los fondos pardos habituales de este territorio.
Esta aliaga forma parte de la alimentación de las ovejas, que contribuyen con sus transformaciones gástricas, a dispersar sus semillas formando cojines de espinas impenetrables, que hacen frente a los fríos vientos del cierzo, y con sus hojas convertidas en espinas, reducen consideráblemente la perdida de agua por la evapotranspiración. Bajo el manto espinoso se acumulan restos de la vegetación muerta, que enriquece en entorno más cercano de la planta.
A finales del invierno florecen los narcisos amarillos (Narcissus assoanus) y algo más tarde, las rosetas foliares gamón que brotarán dando un racimo de flores blancas.
El tomillo también alfombra estos suelos semidesnudos, que al caminar sobre ellos, impregnan el ambiente. Les acompañan en menor abundancia plantas como la ajedrea, el espliego, la salvia, los endemismos ibéricos Sideritis spinulosa y Thymus leptophyllus, la discreta Arenaria erinácea, la Thymelaea thesioides y algunas gramíneas. Muchas de estas plantas contienen aceites que esparcen sus aromas al pisarlas.
* Imagen ampliada y extraída de... (Enlace...) Son los cotos de caza de la Alondra de Dupont (aquí conocido como rocín), que asoma su cabeza de forma mimética entre la vegetación. Del tamaño parecido al de un gorrión, pero con un canto característico. No huye al vuelo, sino que corretea por el suelo jugando al escondite, alejándose discretamente de cualquier caminante. * Enlace para escuchar el canto de un ejemplar de Alondra de Dupont en la zona del río Pancrudo...
En estas lomas del término municipal de Blancas se han contabilizado aproximadamente unos 860 ejemplares, lo cual supone una población que se sitúa entre las 6 zonas más importantes de la Península Ibérica, y por tanto de Europa.
El Alcaraván también es un ave de estas parameras. Se trata de una gran ave limícola que tiene un vuelo raso de largos planeos.
Para abril llegan pequeñas aves migrantes esteparias como la Terrera común, aláudido de reducido tamaño de vuelo ondulante. Así como la Bisbita campestre que gusta de posarse en las matas del espinoso toyago. También esta presente la Curruca tomillera, especie escasa.
* Imagen ampliada en... (Enlace...) También como marca el topónimo de la población de Torralba de los Sisones, no muy apartada de esta paramera, están presentes algunas parejas de Sisón (Tetrax tetrax. Especie de gran interés que ha sufrido una regresión por el cambio de hábitat y la caza furtiva. * Estudio que podemos comparar, sobre una población de Sisones en la Laguna de la Piedra en Málaga... (Enlace...)
* Imagen ampliada y extraída de... (Enlace...) El Aguilucho cenizo también esta presente con su vuelo rasante en busca de ratones y topillos en el páramo. Este ave migratoria propia de las llanadas cerealistas construye sus nidos entre los campos del cereal. Por ello sus polladas en el nido, son muy vulverables a la depredación y a la roturación de las cuchillas de las máquinas cosechadoras cuando aún no son pollos volanderos. * Más información específica del A. Cenizo en... (Enlace...)
Al poco tiempo de salir el Sol entre las nieblas que cubren amenudo el Valle del Jiloca, el cielo se disipa y podemos disfrutar de las grandes vistas con sus monumentales espacios desde los roquedos más destacados sobre el terreno, el Alto del Campanar. Aquí encontramos pequeñas parcelas de cereal abandonadas, que han sido ocupadas por vegetales que constituyen la base de la dieta de muchas aves. Como la capitana, la lechecilla, la aromática artemisia, la oropesa o el gordolobo. Todas ellas oportunistas de suelos removidos y nitrificados. Detalles curiosos que podrían pasar desapercibidos en el espacio, que merecen una detenida reflexión por el trabajo que han tenido tras esas labores colectivas, son los rectilíneos muretes que delimitan los campos, resultado del desempedrado del terreno, teniendo en cuenta los escasos medios con que contaban aquellas gentes que los trabajaron. También aparecen paredes sencillas de piedras ordenadas y adecuadamente orientadas al solano, que eran abrigos que adecuaban los pastores para cobijarse del frío cierzo.
Aquí en estos muretes, aparecen numerosas nidificaciones de aves que han sabido adaptarse entre los huecos de las piedras. Entre ellas la Collalba gris y la abubilla. El Mochuelo (rapaz nocturna y semi-diurna) también es frecuente poderlo observar en los montículos de rocas.
En las piedras de la paramera aparecen manchas blancas y negras que corresponden a líquenes. Junto a ellas aparecen unas almohadillas verde-negruzco que tapizan los huecos de las calizas, resultando increíble encontrar vida en unos espacios tan secos. Seres vivos que se alimentan de las muy escasas llúvias, escarchas y rocíos.
Los saltamontes pueden ser la base alimenticia de numerosas aves como el cernícalo; también las arañas, los alacranes y las lagartijas.
* Imagen ampliada de Jose Maria Llavori Romatet en... (Enlace...) La Ortega del tamaño de una paloma también la encontramos en diminutas bandadas. La Chova piquiroja también esta presente en las paredes de algunas parideras para pernoctar y nidificar. Estas aves, forman bandos considerables. * Situación de la Ganga en la Península Ibérica... (Enlace a doc en Pdf...)
El tiempo empleado desde el peirón de blancas al noreste de la población, hasta el Alto del Campanar, atravesando la paramera por una pista sin asfaltar, podemos hacerlo a pie en unas 2 horas. En bici o a pie nos podemos mover por el espacio mejor que en vehículo, sin hacer ruídos que nos puedan espantar el disfrute de la observación de aves. Interesante llevar agua y ropa de abrigo por el cambio de tiempo o por las ráfagas de vientos. La ruta circular nos puede durar unas 4 horas.
Desde este Alto, se divisa la amplia planada del Alto Jiloca, con el monte San Ginés al suroeste y Peña Palomera al sureste, los vértices meridionales de la comarca. Hacia el sur, podemos divisar bien destacada en el paisaje, la conocida "Sabina de Blancas", árbol monumental que podría tener más 2500 años, que es un símbolo obligado a visitar en estas tierras. Interesante descender hasta el paraje de "Los Umbralejos", donde la riqueza de aves espeparias es espectacular. * Desde Albarracín, seguimos a Gallocanta, por el Valle del Jiloca... (Enlace...)
La deforestación ha dejado la capa rocosa al descubierto. La Sabina negral ha podido mantenerse en estos espacios, aunque se talaron miles de ellas cuando la construcción del tren Valencia-Burgos, y para leña. Tonos de verdes-oscuros que resaltan en el paisaje gris. En esta zona conocida como "El Sabinar" compartiendo los términos de Torralba y Villalba de los Sisones, quedan los últimos testigos de estos magníficos bosques ibéricos como relíquias vivientes, así como en el Sabinar de Olalla, el Sabinar de El Villarejo y el de Monterde de Albarracín-Pozondón. * El Sabinar de Olalla... desde Calamocha. (Enlaces...) * Desde Albarracín, seguimos a Gallocanta, por el Valle del Jiloca...
En las costeras de suelos degradados abunda la aliaga, el erizón, la dedalera, la preciosa flor rosada del Centaurium quadrifolium y el espino negro. En las paredes crece el postrado Rhamnus pumila y el popular té de roca.
En estas partes podemos encontrar a la Collalba rubia, la Perdiz, el Alcaudón real y la Cogujada montesina. Las Águilas reales también están presentes en este paisaje y se pueden divisar desde lejos.
Esencial también tener en cuenta que la preservación de las especies como estas que no tienen equivalente en toda Europa, se inicia con la conservación de estos espacios donde viven. Sólo nos hace falta en España que se apliquen las leyes medioambientales, para que recuperemos de nuevo las riendas de la conservación en este país.
Hasta hace pocos años se reunían miles de ovejas que pasaban gran parte del año en la paramera. Entonces la cultura pastoril estaba en su mejor momento en Aragón, y su desaparición puede propiciar un lento desarrollo del matorral que con el tiempo la convierta en inadecuada para este tipo de aves. Pero más grave sería la plantación forestal para el aprovechamiento del pinar, que conllevaría la destrucción del ecosistema de una forma irreparable.
Haría falta apoyar de una forma incondicional a la ganadería, en este caso a la lanar, para poder asegurar el futuro de estos parajes naturales que ya son los últimos baluartes para algunas aves estepárias emblemáticas en la fauna ibérica, y al mismo tiempo recuperaríamos la raza de ovejas endémicas de estos territorios. Para conocer la verdadera gastronomía de la Comarca del Jiloca, no deberíamos pasar de largo sin degustar "el ternasco asado con patatas" y regarlo con un buen vino, como el que producían en las bodegas de San Martín del Río. * Una parada, en el Restaurante Fidalgo... (Calamocha) (Enlace...)
Hacia el sur de la población de Blancas entrando ya en los páramos, podemos divisar bien destacada en el paisaje, la conocida "Sabina de Blancas", árbol monumental como pocos que podría tener más 2500 años, que es un símbolo obligado a visitar en estas tierras.
En Blancas debemos recorrer sus calles y admirar su patrimonio artístico como su iglesia-fortaleza dedicada a San Pedro, que se remonta al s.XIII que fué construida sobre los restos de su castillo. La ermita de La Virgen de la Carrasca, que está situada en el camino hacia Odón, donde según la tradición tuvo lugar una aparición. Tenemos en ella una réplica de una talla de la Virgen de estilo de transición del románico al gótico. El original fué robado hace unos años.
En el interior de la población de Blancas, destacan diversas casas solariegas de fachadas robustas y forjados artesanos.
Muchos espacios del entorno que no debéis perderos como: La zona de las Minas de Ojos Negros, donde un paisaje lunar refleja el abandono de un espacio rural-minero fruto de una pasada época esplendorosa, que deja en su memoria una ruta especial, aconsejable para hacerla en bicicleta, que hoy como vía verde y desde Sierra Menera, atraviesa las tierras de Teruel para adentrarse en tierras valencianas hasta Sagunto. Una ruta acondicionada y muy pintoresca, cómoda y variopinta por los espacios, túneles y puentes que surca, volviendo a aquella época recorrida por el trenecillo del mineral que llegaba al Puerto de Sagunto. En Ojos Negros también tenéis un molino restaurado con vistas interesantes al valle, y con unas salinas reales cercanas, ya abandonadas.
Ojos del Jiloca en Monreal del Campo. Ojos de la Rifa a 2 km. de la población de Caminreal. Las Lagunas de Gallocanta, La Zaida y Guialguerrero, con la visita al río Piedra de Torralba de los Frailes y al pueblo abandonado de Pardos. El valle del río Pancrudo, el sabinar de Olalla y el marojal de Pelarda. El Pinar de Torrecilla del Rebollar. El Aguallueve de Anento y el Alguilay de Báguena. La ruta de Calamocha a Daroca por la ribera del Jiloca. La ruta de Calamocha por el Pueyo del Cid hacia Gallocanta. Un paseo por la historia de la ciudad amurallada de Daroca.
Detalles en Internet que hemos localizado:
* Son cuatro las grandes unidades del relieve englobadas en la Sierra de Cucalón: La Sierra de Fonfría, Sierra de Oriche, parte de la Sierra de Herrera, y propiamente la de Cucalón, en torno al municipio que le da nombre. El Pinar de Cañamadera (Torrecilla del Rebollar)... (Enlaces...)
Libros que os recomendamos: * Por la Laguna de Gallocanta y Sierras del Jiloca. Por Chabier de Jaime Loren. Editado por Prames 1993 * BTT - 23 Itinerarios en bici por las Comarcas de Daroca y Calamocha. Laguna de Gallocanta, Monasterio de Piedra, Sierra de Huerva y Jiloca. Por José Moreno. Prames 1995.
Artículos y reportajes relacionados, desde Ibérica 2000:
* Un paseo por la ciudad de Daroca. (Enlaces...) * La conquista cristiana de la ciudad de Daroca. * Historia y documentación de la ciudad de Daroca. * La nueva ciudad de Daroca, a partir del año 1142. * Los orígenes de Daroca en la época musulmana. * Los siglos de dominio musulmán en Daroca. * La Ciudad de Daroca y su entorno. (Videos...)
* De Báguena a Daroca… en bici. (Enlaces...) * Desde Luco de Jiloca a Báguena. * Desde Calamocha a Luco de Jiloca. * Lagunas de Gallocanta, la Zaida y Guialguerro. * En ruta a Albarracín, Valle del Jiloca y Gallocanta. * A Gallocanta desde el Jiloca… * Por el valle del Jiloca, en Teruel. * Desde Calamocha por el Poyo del Cid, a Tornos (Gallocanta)
* Por los rincones de Anento... (Campos de Daroca) (Enlaces...) * Ruta circular Anento-Arguilay-Anento, en Bici. * Mercado de Anento.
Otra información que puede ser de vuestro interés:
* Las encinas más longevas de Europa. (Enlaces...)
Insertado
por: Ibérica 2000 (19/10/2010) |
Fuente/Autor:
Recopilaciones para Ibérica 2000. |
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Comentarios
Estuve recientemente en Gallocanta y puedo aseguraros que bien merece una detenida visita, pues la laguna y sus alrededores forman parte de una zona especial de protección para las aves (ZEPA), en donde los aficionados a la observación de las aves -especialmente grullas, en invierno-, nunca quedarán defraudados. Además, para mi los paisajes de estas zonas áridas son francamente. impresionantes. |
Nombre: Sergio Reinaldo (10/01/2011) |
E-mail: oaldefna@hotmail.com |
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Gracias por sus resportajes, son magníficos e invitan cada vez que los saboreo a salir de viaje. Son lugares preciosos que hay a veces que mirarlos con otros ojos. Con los ojos del visitante, más allá de los que lo ven como habitantes del lugar, cansados a veces de las mismas vistas, de los mismos fríos y de las mismas puestas de Sol. Maravillosas descripciones que hacen volar. Un trabajo encomiable. Me tenéis enganchada a ellos, también a través del Facebook. Un abrazo y por favor, seguid contándonos. |
Nombre: Sonia Britos (11/04/2012) |
E-mail: Alicante |
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Increibles puntos de vista. Gracias por vuestra labor que en muchos ambientes envidiosos ha sido poco valorado. Con el tiempo destacan los verdaderos maestros. |
Nombre: pepa-cuenca (10/03/2015) |
E-mail: - |
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